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"Puerta abierta al mar", por Claudia Fernández, Turín, 20 de junio de 2024




"Puerta abierta al mar" es una obra de teatro de mi amiga Viviana Marcela Iriart.


Desde el 1 de abril de este complicado 2024, estamos en contacto después de 45 años, más o menos,  con Viviana.

El encuentro con Vivi fue como abrir una enorme puerta hacia el mar de la vida, de los sueños y de una creatividad  que nos llena a las dos de un infinito amor de hermanas de vida, puedo afirmar desde mi  corazón.

 Empecé a escribir, trabajar en collage y yo diría que es  como poder contar la historia que nos robaron durante la dictadura militar. Es reconstrucción del dolor transformado en amor contra toda forma de violencia, cualquiera esa sea. 

Viviana es una fuente interminable de propuestas, de ideas, de ganas, y es contagiosa su alegría desde un paisaje bonito y verde, y sus mensajes llegan a esta ciudad, Turín, aburrida y gris, como un pedacito de sol que ilumina el corazón.

Hoy, como tantas veces en estos dos meses, me tiró la idea de ver si me animo a  estrenar una obra suya de teatro que se llama “Puerta abierta al mar” y me la envió. Mandé rápidamente un mail a la impresora a donde voy siempre y en 30 minutos salí corriendo con mi curiosidad en los ojos, en las manos y en los bolsillos para leerla.
Llegué de Teresa que ya la había impreso y salí de nuevo corriendo con la obra transformada en un pequeño librito que devoré…..al llegar a casa.

Esa puerta abierta me hizo vibrar, llorar, recordar, revivir, reír, cantar, y la vamos a presentar en Roma.
Sí, la vamos a presentar porque esta historia va mostrada, contada y dedicada a todas las personas que han sufrido una dictadura y que por ese motivo han tenido que emigrar emigrando, quedándose o yendose del propio país, eso no tiene importancia, el dolor y el sufrimiento están, como los miedos, y esto no se puede medir ni cuantificar ni comparar, es, y se va curando con el arte y con la paz; yo por lo menos no conozco otros medios para luchar en esta vida.

Y este bendito encuentro con Viviana abrió una enorme puerta al mar que nadie NUNCA MÁS PODRÁ CERRAR.
GRACIAS UNA VEZ MÁS QUERIDA VIVI

 



“Que tu camino esté lleno de rosas sin espinas”, Claudia Fernández, Turín, 29 de mayo de 2024


 

 

Esa eran las palabras de Babbe la abuelita de Mónica.

 

“Emigrar dejándolo todo es sumamente difícil.

Y el hambre aprieta en todo sentido.

A pesar de eso son todos héroes resurgidos, conectados al deseo de la vida , como un canto susurrado  que los acompaña de por vida.

Dicen que la verdad duele ...pero una vez que se la atraviesa el dolor se transforma en profundo amor”.

Mónica Siniawski

 

 

Conocí a Mónica en la escuela secundaria, corrían los años 74, 75.

Empecé a cursar en la Escuela Nacional de Quilmes. Y fue muy rápida la conexión y comunicación con Mónica y su familia.

Recuerdo a la Babbe, la abuela de Mónica, era una señora muy discreta, silenciosa y sonriente.

Vivía en la planta baja de la casa familiar y resurge en mi memoria un jardín pequeñito y lleno de rosas, rojas, rosadas, y amarillas.

Recuerdo sus ojos sabios y luminosos, cada vez que la encontraba me decía su frase maravillosa :

“que siempre en tu vida encuentres un camino de rosas sin espinas”.

Recuerdo cuando la Babbe partió… se subió su alma a un trencito con todas sus rosas, y eligió a Mónica a su presencia para saludarla y decirle hasta Mañana.

Después de años y durante mi inmigración. El saludo con Monimo como la llamo yo, es siempre: “hasta mañana”, porque la conexión de nuestros corazones es y siempre será infinita, entrelazada como en el hilo rojo,  esa historia japonesa que cuentan en el lejano y cercano oriente .

Recuerdo mi partida a Italia, todas mis amigas en el aeropuerto y Silvia la hermana de Mónica que con  sus piecitos zapateaba en el piso del aeropuerto   “…. CLAU cuando llegues hace así con tus piecitos que vamos a estar conectadas”. Silvia, maravilloso ser, amiga y colega que vive siempre en mi corazón.

Esta tarde encontré una foto de los padres de Monimo, Sofía y Samuel.





Sofi y Sami la foca loca, cómo simpáticamente lo había coronado Mónica.

Sofía era una mujer alta y delgada, con sus ojos azules que te robaban el alma. Cálida, directa, cocinera estupenda y organizadora de toda la política familiar. Wow que dolor su partida.

Sami era mi ídolo, pediatra, un médico excelente. Si me viene una palabra para definir su ser es la ética con pies. En este mundo complicado y a veces absurdo. Sami tenía siempre una sonrisa, era los cimientos de esa casa familiar, y familiar para mi tan familiar, tan FAMILIA,  con las letras mayúsculas.

Samuel había atravesado la Europa, cuando tenía apenas un año de vida, en los brazos de su mamá. Abrazado en ese amor que le enseñó la lucha de la vida solo a través del amor.

Estudio y trabajó duramente viviendo en conventillos y metiendo sus pies con sus botas de goma en el profundo barro de las villas miserias, para ir a curar niños.

Creo en Quilmes la Clínico del Niño y siguió curando toda su vida niños, era como querer curar y dar la posibilidad a todos esos niños que no la tenían. Pensaba seguramente a que había salvado su vida y su misión de Pediatra fue maravillosa.

Afloran hoy estos recuerdos en mí y quiero rendir este pequeño homenaje a todos estos seres humanos, queridos y amados que forman parte de mi historia.

Un pedacito de historia que Mónica nos cuenta: “… Mis abuelos paternos vivían en Polonia. Allí nació mi papá.

Pasaron la 1° guerra mundial con tíos y primos asesinados  y tirados en fosas comunes .

Este era un tema recurrente en mi papá. 

Lo afligía muchísimo!

Nació en 1923.

Mi abuelo materno Abraham vino escapando de Ucrania , con toda su familia, en plena revolución del zar.

Pasaron hambre en toda su travesía . A tal punto que  Rosa, su hermana más pequeña que en aquel tiempo era bebé , quedó con artrosis de por vida por el raquitismo que padeció.

Abraham nació en 1910.

Ésta es la historia de miles y miles de inmigrantes.

Muy muy dura!.

Pero supieron forjarse un porvenir con mucha honra y valentía…”

Gracias, Gracias, Gracias.

Mónica

Sami

Sofi

Silvia

Y a las respectivas familias de Mónica y Silvia. Un gracias inmenso de haber estado, de estar y de continuar a estar en esta vida tan maravillosa que nos toca vivir todos los días.





 

© Fotografía de Micaela González.